domingo, 1 de noviembre de 2009

La verdadera causa de la obesidad actualmente

Sinceramente, la mayor parte de nuestros problemas de sobrepeso vienen de que no sabemos comer.

Nos hemos acostumbrado a un tipo de comida rica en elementos grasos y azúcares, y además nuestra vida cada vez es más sedentaria.

Las dietas rápidas son quizá las más populares entre aquellos que alguna vez hemos estado a dieta. Y cuanto más rápidas mejor. Pero, ¿realmente sirven para algo? Depende. En ocasiones si, pero en la mayor parte de casos lo cierto es que no nos servirán de gran cosa.

Si nuestro problema de sobrepeso es algo puntual y no demasiado importante, vamos, que nos hemos descuidado un poco y queremos perder un par de kilos de cara a verano, una de las múltiples dietas rápidas que podemos encontrar en Internet nos puede llegar a servir perfectamente. Unos pocos días de pasar hambre y problema resuelto.

Pero claro, hemos de partir de la base de que se trata de algo puntual y de que nuestros hábitos de vida son saludables en general.

Quizá nos hemos pasado un poco con la comida en Navidad y notamos que los pantalones nos aprietan un poco más que antes. Nada serio.

Pero si hemos de perder bastante peso, o si llevamos una vida completamente sedentaria y nuestra alimentación es poco saludable, las dietas rápidas no podrán ayudarnos.

Quizá perdamos algo de peso, aunque seguramente no todo lo que sería necesario ya que habitualmente no se pueden prolongar demasiado en el tiempo, pero es más que probable que al abandonar la dieta rápida recuperemos el peso a la misma velocidad que lo perdimos.

Antes de lanzarnos a una dieta rápida hemos de meditar bien cual es nuestro caso y a ser posible consultar a un médico especialista.

Las dietas rápidas suelen ser muy desequilibradas por lo que hay que ser prudente.

Factores hereditarios de la obesidad

La estadística avalada por no pocos estudios parece indicar claramente que hay una cierta predisposición hereditaria, genética, hacia el exceso de peso.

Es decir que si la obesidad es frecuente en nuestra familia, nuestras probabilidades de ser obesos son mayores de las que tendríamos en caso contrario.

Pero lo que en ocasiones se olvida al hablar de estos estudios es que esos factores hereditarios no se limitan únicamente a la genética, sino que también hacen referencia a los hábitos y costumbres alimentarias de la familia.

Los padres son un modelo de referencia para sus hijos, sobre todo cuando son muy pequeños, por lo que no pocas rasgos de carácter van a transmitirse de forma casi inadvertida.

Al igual que los hijos de padres fumadores van a tener más posibilidades de acabar fumando, aquellas familias cuyo el estilo de vida sea excesivamente sedentario posiblemente acabarán fomentando que sean hijos sean poco dados a hacer ejercicio.

El deporte, más que verse sentados delante del televisor, debe practicarse.

Si a esto le sumamos una mala dieta a la larga el sobrepeso se vuelve casi inevitable.

Se debe inculcar al niño ya desde muy pequeño unos hábitos saludables: algo de ejercicio, dieta equilibrada, evitar la comida basura, evitar un exceso de calorías, etc.

No hay comentarios:

Publicar un comentario